Cuanto costaba el renault 25 2022
Daría el único riñón que me queda por tener un Renault 25 Baccara, pero me arriesgaría a divorciarme si viajara a Lancashire para llevar la vieja barcaza a casa. Para evitar dudas, me refiero al coche y no a mi mujer…
El Renault 25 es una bestia cada vez más rara en el Reino Unido – y ninguno más que el Baccara. How Many Left (Cuántos quedan) sugiere que no queda ningún coche en la carretera, con otros ocho catalogados como SORN. Si eres propietario de un Renault 25 Baccara y puedes desmentir estas cifras, ponte en contacto con nosotros.
Como coche de 1991, este habría sido uno de los últimos Renault 25 vendidos en el Reino Unido antes de que diera paso al Safrane. Es un modelo renovado, por lo que carece del estilo vanguardista del Renault 25 original, pero en estos tiempos no se puede pedir más.
El salpicadero tiene más botones que el sintetizador de Jean-Michel Jarre -y es ligeramente menos complicado de reparar cuando las cosas van mal-, mientras que la carrocería parece estar en muy buen estado. El acabado Baccara garantiza que está listo para la recepción del embajador.
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Conductores: Fernando Alonso (5), Giancarlo Fisichella (6)La filosofía de este coche era en gran medida evolutiva. Sus predecesores, el R24 y el R24B, tenían una arquitectura mecánica comprometida por el cambio tardío del ángulo del motor. Renault decidió entonces que un ángulo de 72° sería una mejor solución que uno de 90°. El nuevo motor RS25 es de nuevo un diseño de 72°, pero tiene un centro de gravedad más bajo y una instalación mucho más rígida que en el R24. La atención se ha centrado en optimizar cada detalle para mejorar la rigidez, reducir el peso y empaquetar los componentes de forma muy ajustada para dar a los aerodinamistas la mayor libertad posible.
2005 fue también el año de las nuevas normas aerodinámicas para reducir la carga aerodinámica. RenaultF1 asignó recursos al túnel de viento en cuanto se anunciaron los cambios en el reglamento el pasado mes de julio. Esa decisión fue un riesgo, y costó rendimiento a finales de 2004, cuando el R24 no pudo subir al podio en las últimas carreras. El equipo dio un gran paso adelante desde su pérdida inicial de carga aerodinámica de aproximadamente el 25%.
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El Renault R25 fue el coche de Fórmula Uno presentado por Renault en la temporada 2005. El chasis fue diseñado por Bob Bell, James Allison, Tim Densham y Dino Toso. Pat Symonds supervisó el diseño y la producción del coche como director ejecutivo de Ingeniería y Bernard Dudot dirigió el diseño del motor. El coche ganó los Campeonatos de Pilotos y Constructores en 2005, los primeros títulos de un coche con licencia francesa desde el triunfo del Matra MS80 en la temporada de 1969[3]. También consiguió los primeros títulos de un coche de Fórmula 1 con motor Renault desde el Williams FW19 en 1997.
Durante la temporada, el coche resultó ser más lento que el McLaren MP4-20 en numerosos momentos, y el recuento de victorias fue de 8-10. La fiabilidad y la regularidad prevalecieron al final, con Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella llevando el coche a la última victoria y títulos para un coche de Fórmula Uno con motor V10, marcando el final de una era.
Este coche también se llevó el primer (y penúltimo) título de Michelin desde su regreso a la Fórmula 1, ganando el título de nuevo con Renault (el coche R26 2006-spec) en la temporada 2006, la última para el fabricante de neumáticos francés. El R25 fue el primer coche ganador del Campeonato de Constructores desde 1991 que no había sido diseñado ni por Adrian Newey ni por Rory Byrne.
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Un sinfín de fallos eléctricos, en su mayoría de poca importancia, pero frustrantes y a veces caros debido principalmente a la complejidad de localizar los fallos. Hay una manguera de goma justo en el valle debajo de la inyección de combustible que se une a un tubo de refrigeración de metal a la bomba de agua en el motor V6, y el tubo de metal se extiende por el valle para unirse en la parte trasera del motor con el resto del sistema de refrigeración. La junta de goma se deterioró y tuvo que ser sustituida. Hubo que desmontar todo el sistema de inyección de combustible. La reparación costó 900 dólares neozelandeses. El sintetizador de voz seguía diciendo: “Advertencia, sistema eléctrico defectuoso, pare el motor inmediatamente”, sin razón aparente. Cuando parabas el motor, te decía: “Comprueba el cinturón inmediatamente, si está bien, conduce al taller más cercano”. A veces me daban ganas de llevarlo al triturador de basura en vez de al taller. El electricista lo revisó, pero no encontró ningún fallo aparente (500 dólares neozelandeses más tarde). El motor de arranque se estropeó a los 110.000 km y, finalmente, la transmisión automática se estropeó a los 150.000 km, con un coste de reparación de casi 5.000 dólares neozelandeses. Acabé abandonando el coche cuando eso ocurrió. El mecánico cambió el Renault por un oxidado Volvo 360 GLE con un motor reconducido y una buena caja de cambios.El óxido empezó a aparecer alrededor del techo solar.